Visitas a terreno

Por el lejano 2016, cuando hice la primera visita a lo que era ya mi terreno, nos encontramos con una hermosa planicie, rodeada de muros de vegetación que había crecido por años. La primera tarea fue tratar de buscar un lugar para habilitar una entrada para vehículos. Fuimos con pala, picota y machete a hacer una entrada improvisada, una tranca, como se le dice en el campo.

La siguiente vez que fuimos ya había crecido un poco la quila, logramos entrar en la camioneta pero ya la tercera vez la vegetación había hecho desaparecer nuestra tranca. Primeros aprendizajes; La vegetación crece muy rápido en la Isla de Chiloé, pros: hay mucha biomasa disponible. Cons: hay que estar manteniendo constantemente los espacios.

Por ahí por el 2021, medio saliendo de la pandemia, se presentó la oportunidad a través de los vecinos, de contratar algunas horas de retroexcavadora para que hiciera una limpieza del terreno principalmente limpiando quila y espinillo.

La quila o coligüe es un arbusto de la familia del bambú, muy abundante en el sur de Chile y generalmente donde se encuentra quila hay abundante  agua.

La quila florece solo una vez en su vida, en ciclos de 10 a 30 años, según la creencia popular cuando florece la quila se esperan calamidades.

El espinillo o chacay es una especie invasora traída por los colonos desde Europa, tiene una flor amarilla intensa, florece en primavera y esparce sus semillas por kilómetros lo que lo hace muy difícil de eliminar

De regreso al Sur y manos a la obra

En esta época estaba cerrando un ciclo laboral y evaluando si me quedaba en Santiago. Decidí hacer un año sabático y ya poniéndole más cabeza al proyecto se volvió bien evidente que para avanzar había que estar más cerca. En enero del 2022 concreté mi regreso al Sur y le imprimimos velocidad a la cosa.

La máquina limpió un poco más de media hectárea, quedó toda la maleza hecha unos montones gigantes pero permitió ver la topografía del terreno. Con esta panorámica ya comenzaba a imaginarme cómo configurar el proyecto. También aproveché de cercar el frente de la propiedad. No íbamos a impedir que alguien entrara pero era importante para delimitar el terreno.

Por supuesto que todavía tenía muchas dudas; cómo iba a ser el suministro de energía, la gestión sanitaria, los accesos, etc., así que busqué la ayuda de un arquitecto local. Acá un segundo aprendizaje que les puedo compartir, lo aprendí antes eso sí: hay que trabajar con gente local, por el conocimiento que tienen del medio, los contactos que te pueden proporcionar y principalmente porque están ahí y la logística se hace mucho más fácil.

Planificación

Con el arquitecto partimos haciendo un “plan maestro”, así que coordinamos una visita al terreno, hablamos harto de la idea que yo tenía y generamos una primera aproximación que me despejó muchas dudas y me dió el impulso para las primeras habilitaciones. Dividimos el terreno en tercios y destinamos el primer tercio para la futura casa, los edificios de servicio como la recepción y cafetería y la huerta de frutales. Los dos tercios restantes, que son de bosque nativo, para las cabañas.

Planificamos alrededor de 10-12 cabañas de distintas capacidades, separadas muchos metros y adentradas en el bosque para lograr la sensación de inmersión en la naturaleza y tranquilidad que queremos para nuestros huéspedes.

Y me puse manos a la obra, el arquitecto me puso en contacto con un paisajista y comenzamos a trabajar en la plantación de frutales. Pensando en que los árboles necesitan algunos años para volverse productivos y también porque hay que ganarle a la maleza. Aquí la máxima es que el terreno tiene que producir algo porque si no estamos perdiendo tiempo y dinero.

Huerto de Frutales

Hicimos una lista de los frutales que se dan en la zona, frutales mayores como manzanos, ciruelos, cerezos, guindos y membrillos y frutales menores como arándanos, murtas, frambuesas y grosellas. Y acá el paisajista me puso una condición: El terreno tiene que estar cercado para que no entren animales, e idealmente las obras que tengan que hacerse con máquinas y camiones deberían hacerse antes de plantar.

Así que encontramos nuestro primer detour. El arquitecto me puso en contacto con un contratista con quien terminamos de despejar e hicimos el camino de acceso, y con un trabajador de Ancud que me ayudó a terminar el cerco. Con esto estábamos listos para plantar los arbolitos. Se plantaron en septiembre de 2022.

La desventaja es que ya no había animales manteniendo corto el pasto, y al igual que la quila y el espinillo, el pasto también crece fantástico en la Isla. Así que agregamos el corte de pasto a las peguitas de mantención anual, con máquina agrícola obviamente, todo aquí es de grandes proporciones.

Al día de hoy puedo reportar que los cercos siguen en pie, el camino quedó fantástico y alrededor del 70% de los árboles y arbustos frutales están vivos. Los arándanos ya han producido un par de años una cosecha suficiente para un kuchen por temporada, y el verano recién pasado salieron un par de manzanitas pero se las comieron los pájaros. Este invierno me dediqué un poco más y podé, así que esperemos que este verano nos vaya mejor con el huerto.

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